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Lázaro de la Torre: «La pelota que me gusta enseñar es la misma que jugaba Víctor Mesa»

Lázaro de la Torre. FOTO: Hansel Leyva
Por:Boris Luis Cabrera.
14/6/2017.
Cuando era niño vi corriendo por las calles de la Habana a un moreno fornido que me parecía un gigante, vestía un uniforme azul de los Industriales con el número 27 en la espalda, se llevaba todas las miradas a su paso y los saludos de la gente agradecida y eufórica. Esa imagen se me quedó grabada mucho tiempo, parecía un libertador legendario derrochando la gloria por las avenidas reconquistadas. Tenerlo aquí delante, después de tantos años, lleno de lógicas cicatrices que hacen en el alma el tiempo, con el honor intacto y el aplauso del público tatuado en la piel, me llena de privilegios y sentimientos encontrados.
La entrevista fue fácil, fluida… No quiso ver las preguntas preelaboradas y exigió que se publicara todo, Lázaro de la Torre quisiera vivir en una casa de cristal o sin paredes, detesta el secretismo y las cosas ocultas, desecha al que calla y al que censura, y aunque sabe que la verdad también puede cerrar puertas y crear pánicos, la usa como arma contra los demonios de estos tiempos. Tiene un tendón de Aquiles, si se desaparecen de pronto todos los terrenos de béisbol, muere al instante, se hincha, se eleva y estalla en el aire.
Lázaro, muchos aficionados se preguntan por qué nunca te han designado director de los Industriales, teniendo en cuenta tu buen trabajo como director en la provincial, la disciplina que impones, tu espíritu de sacrificio y tu prestigio en este mundo beisbolero.
«Desde que comencé a dirigir en la provincial y a obtener resultados, la gente en la calle empezó a decir: “Ahí tenemos al futuro director de Industriales”, te digo la gente en la calle, porque tú sabes que el carácter mío no les gusta a los jefes porque soy de los que digo “Al pan, pan y al vino, vino”, “Lo azul es azul y lo blanco es blanco”.
»También sé que algunos peloteros de Industriales no estuvieron de acuerdo, por mi exigencia, por mi disciplina extrema, y esto, me imagino, que dio al traste con que no se decidieran. Muchos peloteros temen a la exigencia, quieren seguir haciendo lo que les venga en gana. Es verdad que soy exigente, pero la pelota que me gusta enseñar es la misma que jugaba Víctor Mesa, el mejor ejemplo porque está latente, como la jugaban peloteros de otros tiempos, pues si tenían que chocar contra un muro, chocaban. Esa es la pelota que yo me acostumbré a jugar. La pelota que me enseñó Ayón, Zayas, el difunto Almenares, la de Pedro Chávez, la que me enseñó, aunque no tengamos muchas relaciones personales, pero fue un gran pelotero y director, Rey Vicente Anglada, la gente que empezó conmigo en Metropolitanos y que me fue indicando cuáles eran las bases del béisbol, tuve muchos maestros.
»Otra cosa que conspiró con eso fue la disolución del equipo de Metropolitanos, porque ahí seguro hubieran sabido quién era Lázaro de la Torre dirigiendo. El año que quitaron el equipo de Metropolitanos, creo, porque nunca tendré esa seguridad, que me tenían en mente para dirigirlos.
»Después seguí dirigiendo en la provincial, todo el mundo sabe que mi equipo, Plaza de la Revolución, era un equipo sotanero, de los últimos todos los años, y ahora es uno de los equipos a derrotar, siempre entre los primeros, todo el mundo quiere ganarle a Plaza. Por eso, la gente sigue con el comentario en la calle de que yo podría dirigir Industriales, que quizás, que ojalá… pero los jefes, los que dirigen la pelota, no piensan igual. Ahora llega Víctor Mesa, que tiene la misma línea de dirigir, con las mismas exigencias y me pone a pensar, entonces, que yo le caigo mal a alguien, sin dudas. Muchas cosas que está haciendo Víctor, yo las hubiera hecho también. Hablar con Rudy Reyes para que regresara está muy bien. Rudy aún es uno de los mejores peloteros que tiene el país. Lo que pasa es que hay que motivar al pelotero para que juegue a la pelota, aquí se han hecho muchas cosas que hieren a la gente, a veces no lo comentan, pero sé que es así. Cuando vino Yuliesky Gurriel para Industriales, se formó la zozobra y el comentario, yo digo que la tercera base de Industriales era Rudy y él tenía que jugar otra posición.
¿Aunque tuviera mejor calidad que Rudy?
«Sí. Él es un superdotado, pero si yo hubiera sido el director en ese momento, la tercera base de ese equipo tenía un solo nombre: Rudy Reyes. Él tenía que estar ahí siempre, en esa posición, hasta que me demostrara a mí que no podía, solo así Yuliesky hubiese ido para la tercera almohadilla».
¿Estás de acuerdo entonces con la designación de Víctor Mesa al frente de la nave azul?
«Sí, claro, como que no. Estoy rotundamente de acuerdo con esa decisión, es lo mejor que le ha podido pasar a la capital en los últimos años, lo que sucede es que yo quiero que los jefes, los que decidieron que fuera Víctor, me explicaran qué es lo que pasa conmigo, si es algo personal, que me expliquen bien claro las razones, que hablen conmigo, porque si nos ponen a los dos en una pesa, pesamos lo mismo, los métodos son idénticos. ¿Dónde quedó ahora la exigencia que decían? Víctor ha hecho lo mismo que yo haría. Ya los peloteros entrenan en el Latino, antes no se podía, algo inconcebible; hace unas semanas no había nada y a los tres días de designar a Víctor, apareció todo, entonces sí había, lo que pasa es que no respetaban ni consideraban a los otros directores, que sí pedían, pero no les daban nada. Otros se acostumbraron a lo que le dieran, a no salir a buscar, y los directores tienen que exigir que atiendan a sus peloteros, el pelotero tiene que jugar a la pelota, ganar los juegos y el director y los jefes del béisbol tienen que satisfacerles sus necesidades más elementales, solo así, cuando tú les quitas esas preocupaciones, y les garantizas su almuerzo, su merienda, su transporte, ellos rendirán más en el terreno».
No te vimos en el juego que se celebró en Miami por el 50 aniversario del equipo Industriales ¿Cuáles fueron las razones de tu ausencia?
«Un buen día se aparece en el terreno Yasel Porto hablándome sobre un viaje a Miami, sobre aquella celebración que se iba a hacer allá por el aniversario 50 del equipo Industriales, pero que yo sepa Industriales es uno solo y es de Cuba. Aunque reconozco siempre todos los errores que puedan haber, ante todo te digo que soy un comunista recalcitrante, y no entiendo eso, Industriales es de aquí. ¿No tuvieron la iniciativa de celebrarlo aquí? ¿La gente de allá les robaron esa iniciativa? Es verdad que en La Habana, al menos, no se tiene ningún tipo de atención con nosotros, eso se lo digo yo a quien tenga que decírselo, pero yo soy Lázaro de la Torre, el cubano, y no tengo que ir a gozar, ni a vacilar el dinero de alguien. Yo respeto mucho al que piense diferente, pero tengo mis propios ideales, no me interesa por quién estuvo eso patrocinado, lo que no puedo es gritarte a ti y después alimentarme de ti, o estoy contigo o no estoy. Yo estoy jurado a Cuba a muerte desde que juré la bandera cuando tenía 6 años, desde que juré también cuando entre en el servicio militar y es por lo que estoy cumpliendo, cada cual tiene su forma de pensar, no es nada del otro mundo, yo tengo la mía. Por otra parte, no iba a permitir, como pasó, las provocaciones, algunos hablando mal de la Revolución y mucho menos iba a permitir que me hablaran mal de nuestro comandante. Así que quedarme fue lo mejor».
¿Crees que nuestro béisbol está en crisis por culpa de las constantes fugas de peloteros?
«No estoy de acuerdo con eso. Lo que le ha pasado a nuestro béisbol, la pérdida de su supremacía, no tiene que ver solo con las emigraciones. Además que los países se han superado, nos hemos parado en el tiempo. Ahora mismo yo te saco dos equipos de 30 peloteros, los entreno durante dos o tres meses y te digo que nos batimos con quien sea. Pero falta la motivación, los peloteros están mirando cómo viven los estelares de antes, las glorias deportivas, yo mismo vivo aquí en el estadio y nadie se ha preocupado por mí, hace años me están prometiendo una casa, años…He ido al INDER provincial varias veces y nada, han entregado cientos de carros, pero para mí nada. La gente ve esas cosas, los peloteros las ven».
No creo en la unificación, esos peloteros que juegan en las Grandes Ligas no hacen falta. Aquí tenemos peloteros de calidad, lo vimos en el Clásico cuando dimos los juegos contra Japón por perdidos y resultó que los juegos que podíamos ganar más fácil era con ellos, le bateamos bien, quiere decir que se podía. Lo que pasa es que hay que trabajar, si quieres comer pescado, tienes que mojarte, y eso es lo que no se hace. Actualmente se nos están yendo muchos entrenadores, algunos están en otros países y estamos debilitándonos, por eso hay que darles las condiciones necesarias a los entrenadores».
Si mañana amaneces con la noticia de que te designaron comisionado nacional de béisbol, ¿cuál sería la primera cosa que harías en el cargo?
«Lo primero que yo haría es llamar a todas las luminarias que conocí, que no están donde deberían, que regresen a Cuba los que no están y a cada una de las provincias. Las estrellas de antaño, los que recibieron golpes en el terreno, se rasparon el pellejo, sudaron y se llenaron de arañazos, esos son los que saben, no los que vienen de academias. Las glorias deportivas, que están ahí, que saben, que vivieron el béisbol, que le dieron colorido y éxitos, pueden trasmitir todas sus experiencias a las nuevas generaciones. El problema de la pelota en Cuba es de entrenadores y de exigencias, porque si yo lo puedo hacer con mis muchachos y lo puede hacer Víctor, ¿porque los otros no pueden hacerlo?»
 ¿Por qué escasean en Cuba los lanzadores de más de 90 millas? ¿Cuál es el motivo de tanto descontrol desde la lomita?
«Hay lanzadores que pueden tirar más de 90 millas, pero hay que buscarlos, motivarlos, que se sientan que los están atendiendo. Te encuentras por ahí entrenadores de niños que valoran al atleta dependiendo de los padres que tienen, esos son la gran mayoría, dependiendo si tienen dinero, una buena posición económica, si te puede resolver cosas, desgraciadamente es así. Cuando llegan niños que los padres no tienen nada que ofrecerte, entonces no los quieren atender, se pierden esos niños, quizás lo verdaderos diamantes en bruto, los lanzadores de más de 90 millas. Esas cosas están dando al traste con la calidad de nuestra pelota, hay que atajarlas, hay muchísima gente que está viviendo del béisbol y no por el béisbol».
En el año 1982, la provincia de la Habana se vio envuelta en el mayor escándalo que ha tenido que vivir nuestro pasatiempo nacional al ser sorprendidos y apresados muchos de sus jugadores por vender partidos o estar relacionados con apuestas ilegales. Lázaro de la Torre salió ileso. ¿Realmente esa cantidad de peloteros estaban inmiscuidos o pagaron justo por pecadores? ¿Por qué no fuiste incriminado ni investigado?
«Eso fue una experiencia muy negativa para mí en el béisbol. Lo que pasa es que yo soy una persona que me sobrepongo muy rápido y todo el mundo sabe lo que yo doy, que yo le pongo alma, corazón y vida a lo que hago. A raíz de aquello, a mí ni me llamaron para ninguna investigación. Hubo algunos compañeros que no estuvieron implicados y sí los investigaron, conmigo no hubo nada de eso y, entonces, algunos empezaron a decir que yo era el que la estaba poniendo. Lo que pasa es que cuando tú eres convincente con algo, es difícil que la gente no lo sepa y que la gente no se dé cuenta de cómo tú eres.Muchos de los que estuvieron suspendidos, y hasta presos, fue por las relaciones que tenían con ciertas personas. Yo vi a unos cuantos de aquellas personas, apostadores, pero a mí ninguno se me podía acercar, ni saludarme, yo sabía quiénes eran la mayoría de ellos, pero conmigo nada tenían que ver, incluso, hoy en día también hay algunos por ahí todavía, pero ellos saben que no se me pueden acercar. Cuando eres una figura pública no te puedes relacionar con cualquiera, uno puede cometer errores y la gente habla demasiado. Eso fue una página muy triste en el béisbol aquí de la capital y quizás fueron injustos con algunos, por ejemplo, Rey Vicente Anglada, ese era un pelotero que todos querían ver, él y Víctor Mesa se discutían, por votación, el mejor en los juegos de las estrellas. Por la forma que jugaba Anglada, siempre pensé que aquello era una injusticia y la vida me dio la razón, después dirigió Industriales y el equipo Cuba, intentaron limpiar su imagen, pero aquello no lo quita nadie, eso lo lleva él por dentro, en su mejor momento lo ensuciaron y sin razón, era uno de los peloteros que todos querían ver jugar, era un espectáculo. Creo que ahí se equivocaron, me parece que no estuvieron acertados, que fue una injusticia, un error grande. ¿Cuántas cosas, cuánto dinero le habían ofrecido a Anglada para que se fuera y nunca lo hizo? Por eso para mí fueron injustos».
 ¿Cómo es eso que te has retirado tres veces de la Serie Nacional?
«Retirado no, me sacaron de la Serie Nacional.Yo nunca me retiré, a mí me sacaron de la Serie. La primera vez fue aquel famoso retiro masivo que hicieron, que nadie sabe o nadie quiere decir quién fue el de la idea, algún sesudo de esos que andan por ahí. Estuve después por ahí perdido, hasta trabajé en un agromercado con un amigo mío.
»Luego apareció lo de Japón, me fui para allá y fui el lanzador que más juegos ganó. Mi paso por el béisbol japonés me sirvió para demostrar que Lázaro de la Torre no estaba acabado como algunos quisieron hacer ver, regresé otra vez al equipo Industriales y me convertí nuevamente en el lanzador número uno hasta que me sacaron otra vez de la pelota. Según me dijo el comisionadoTony Castillo, me botaron porque alguien dijo algún día que no quería que yo jugara más a la pelota. Yo no puedo acusar a nadie porque pruebas no tengo, pero sí te puedo decir una cosa, yo tuve antes un pequeño encontronazo con Esteban Lazo en Santiago, que dicen que yo no quise ir a saludarlo y no sé qué cosas, al otro año cuando fuimos otra vez a Santiago, él me lo saco en cara, después el vino para la Habana y me pasa esto. Yo no tengo pruebas, no puedo acusarlo de nada. Lo fui a ver personalmente y él me dijo que no tenía nada que ver. Sí creo, conociendo mi historia y mis estadísticas y la forma en que estaba, que hubiera podido hacer algo para evitar eso. Fui el lanzador con más victorias del equipo y me dejan fuera, así que algo tiene que haber por ahí. Después volví a regresar, lancé hasta los 44 años y aún me sentía muy bien físicamente, pero un buen día me llamaron y me dijeron que ya no iba a estar más en el equipo, no importaba que hubiera sido el que más juegos ganó, ese año no iba a estar más con Industriales, que tenía que irme para los Metropolitanos, mis récords se iban a echar a perder y decidí no jugar más. Creí que me estaban mandando a matar».
Los que te conocen saben que criticas mucho a los comentaristas deportivos en los juegos de béisbol, ¿por qué?
«El comentarista de béisbol no tiene que estar a cada rato en la trasmisión mandando saludos a las amistades, todos saben que están asegurando para cuando vayan por esa provincia llevarse un racimo de plátanos, algún regalo, esas cosas. Los veo cuando voy a los juegos de las estrellas, llenos de jabas y maletines llenos de comida, los he grabado con mi cámara, eso da pena. Se ponen también a hablar cosas que no tienen que hablar, si escuchas a Jerez o a Maldonado, los de ESPN, siempre hablando de béisbol, muy profesionales, comentando el partido. Aquí son directores de equipos, que si ahora tienen que tocar la bola, que ahora hay que traer a tal o cual lanzador, criticando las jugadas y eso no es así, ellos no están ahí para eso. El béisbol no está escrito, no hay un librito para dirigir, por eso critican tanto a Víctor Mesa, por eso me critican a mí en las provinciales».
¿Qué piensas de los de la prensa escrita?
«Los periodistas de la prensa escrita tienen que investigar, averiguar, indagar más sobre las cosas. A Carmona, por ejemplo, ya le habían dicho que él iba a ser el director de Industriales y después salen las declaraciones del director provincial de béisbol diciendo que en ningún momento a él se le prometió nada. El periodista tiene preguntara uno aquí, al otro allá, enfrentarlos a ver quién es el que está diciendo mentiras, sin miedos. Con el béisbol hay mucho secretismo, todo se esconde, todo eso tiene que cambiar, se hacen los equipos Cuba y todavía no está su director, eso es increíble. Yo creo que el director del equipo Cuba tiene que ser un director activo de la Serie Nacional, porque entonces dónde está la motivación para dirigir, dónde está el estímulo».

Tomado de PlayOff

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