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César Valdés: “El arbitraje en Cuba da pena”

César Valdés. Foto: Foto: Carolina Vilches Monzón / Vanguardia.
Por:Mayli Estévez.


En agosto de 2013, el mundo beisbolero cubano se sacudió con la noticia de que el árbitro internacional –el mejor que quedaba en la Isla–Luis César Valdés había anunciado su retiro prematuramente.
“Estoy bien desmotivado desde el final de la 52 Serie Nacional, por cómo se manejó el criterio del arbitraje. No ha habido nadie que dijera: esos son los árbitros que tenemos, esa es la preparación que le damos. Abrieron fuego contra los árbitros y no nos permitieron la defensa”, me dijo entonces el nacido en el pequeño pueblo azucarero de San Juan de los Yeras.
César había acusado entre líneas a la Comisión Nacional de Béisbol de asumir una y otra vez la posición de Poncio Pilatos. Sin el apoyo visible de la entidad responsable de hacerlo, César colgaba el traje de impartir justicia y se vestía de “comentador” en una emisora de su provincia.
Un año después, luego de que Villa Clara pasara en el Nacional de un título a un puesto 12, se planteaba el ambicioso proyecto de dirigir una comisión que reagrupara a la pelota en dicha provincia. César quiso ser una especie de “superman” que corregiría los viejos males de la ciudad. Pero se quedó atascado en su propio sueño y cuando, al primer intento, solo tuvo fallos, César, el ex árbitro y cara pública de la pelota en Villa Clara, pasó al anonimato. Fue silenciado.
Pero por estos días, tomó un micrófono y calificó de “falsas” todas las reuniones y recorridos donde se garantizaban implementos para tal o más cual equipo de pelota.
“Si hubiese de verdad guantes, bates y pelotas, la gente no jugara fútbol”, arrancaba. Valdés también haría un aparte para analizar su vilipendiada profesión, que en Cuba lo menos que ha perdido ha sido la zona de strike.
“Me cuesta trabajo mirar en la comodidad de mi casa las cosas que pasan en el arbitraje cubano. Es doloroso, es penoso. El arbitraje en Cuba da pena y es porque los responsables no se han llamado a capítulo y no han puesto las cosas donde van.
Es verdad que se han retirado y nos hemos ido unos cuantos, pero eso no es justificación para que se ande así, sin cabeza, sin respeto propio, sin profesionalidad. Realmente nadie cree en ellos y todo eso viene desde la Comisión Nacional.
“Antes de irme, pedí que el arbitraje se separara de la Comisión, que tuviese independencia, para que funcionara, y nada se hizo. Dije que el béisbol cubano anda sin cabeza, porque quien lo dirige tampoco tiene cabeza para hacerlo”.
Y por ahí anda el arbitraje. Las Series del Caribe son un muestrario de ello. 
Los árbitros cubanos que han ido a ese evento, ni respeto tienen para sí mismos. Los convocan para cumplir con el país, con el protocolo; horrible, los ponen en las rayas. Hay que decirle a Juan Francisco Puello, dirigente de la Confederación de Béisbol del Caribe, y a los que están al frente del arbitraje en el mundo, que si el árbitro cubano no tiene posibilidad de trabajar en una base o en el home en una Serie del Caribe, que no los inviten. Eso es vergonzoso, “árbitros de raya”, a eso llegamos. Tenemos que respetarnos nosotros mismos.
¿Qué pasó con la escuela del arbitraje cubano?  
Pregúntaselo a los dirigentes. No lo sé. La quitaron y esa escuela no era un invento. En el mundo entero existen, en Grandes Ligas están los colegios para los árbitros. Ahora tenemos el Clásico Mundial y todos esos árbitros salieron de una academia. La escuela cubana –radicada en Villa Clara– con sus faltas y carencias, al menos garantizaba una especialización o superación.
Estábamos cuatro o cinco meses juntos, había una dirección, un seguimiento. Había que respetar ciertas reglas, para poner un árbitro por delante de otro en un juego. Pero todo lo acabaron y claro, cuando dan una entrevista, le dan la vuelta y no acaban de decir que lo que hicieron y hacen con el arbitraje no sirve.
Ya vimos cómo fue el final de la 56 Serie, todo el mundo trabajó en home, aquí es todo para todos. Eso no se había visto nunca. Yo soy de los que cree que el desarrollo no va ahí, en este país es para que sean dos o tres los que roten por ahí, como fue siempre. Yo crecí viendo a Alfredo Paz y a Iván Davis, después era Nelson, en un momento. Hoy quieren hacerlo masivo, y cada vez que ponderen la masividad, se perderá la profesionalidad.

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