El boxeador Robeisy Ramírez: 'Si regreso a Cuba es porque se cayó el comunismo'
El boxeador cubano Robeisy Ramírez no cree poder regresar a Cuba. "Como dicen ellos (las autoridades), soy un traidor y ahora siempre estoy denunciando lo que pasa en la Isla", explica el doble campeón olímpico en entrevista con DIARIO DE CUBA
"Si yo regreso es porque se cayó el comunismo. Iría para ver a mi familia y poder traerlos para este país o sacarlos a otro", dice.
Ramírez, quien salió al ring del T-Mobile Arena de Las Vegas con la frase "Patria y Vida" en sus shorts, cuenta que tomó la decisión de darle visibilidad a la causa cubana porque pensó "que era el momento, que aquello podía cambiar. Me duele mucho ver que el movimiento ha caído", añade.
El boxeador dice que no es disciplinado y que le encanta dormir. "Yo soy un poco vago para el entrenamiento. Cuando se confirma una fecha, un rival, entonces ya uno se pone un poco más serio con la preparación. Me cambian la alimentación, me quitan cosas que me gustan; pero soy el sustento de mi familia, así que es un sacrificio que tengo que hacer".
La próxima pelea de Ramírez es el 26 de febrero en Escocia. "Llevamos desde diciembre esperando una fecha y que los rivales aceptaran, porque varios no accedieron a pelear conmigo. A mí no me preocupa jugar fuera de casa, en Cuba casi todas las peleas eran en otros países".
A pesar de que el boxeador dice no notar ningún cambio, nos cuenta que están trabajando en modificar un poco su físico. "Siempre he sido flaquito, sin un músculo, sin nada, llevamos ya dos campamentos tratando de hacer algo, me toca hacer ejercicios".
Ramírez empezó a practicar boxeo a los ocho años. "Fue algo espontáneo, más por salir de la escuela temprano (…) Me apuntaba en cualquier deporte, pelota, karate, vóleibol… Después lo tomé en serio, me fue gustando, empecé a tener resultados y seguí recto por este camino".
"Mi familia siempre me ha apoyado, tanto en las buenas decisiones como en las malas. Mis padres me regañaban, pero me dejaban chocar contra la piedra y tomar mis propias decisiones. Eso me ha ayudado a madurar y a abrirme paso en este país (Estados Unidos), en el que todo es tan diferente".
Sobre su salida de Cuba, Ramírez cuenta que allá siempre estaba sancionado y con problemas.
"Yo en Cuba tuve un problema en la calle, en Cienfuegos, y me condenaron a tres años de la casa del trabajo. Eso lo coordinó el INDER con la Fiscalía de Cienfuegos. Todo fue un arreglo para mantenerme en Cuba porque ya había sospechas de que me quería ir, me habían cogido varias llamadas. Me sentaron con unos cuantos coroneles, pero por suerte en todas las llamadas yo decía que no me iba a montar en una lancha".
Para el boxeador, la gota que colmó el vaso fue una amenaza que recibió del presidente de la Federación Cubana de Boxeo durante una competición en Alemania. "Me dijo que, si no hacía el peso, me iba a mandar para una granja en Cienfuegos. Ahí sí perdí la cabeza, ya sabes como nos ponemos los cubanos".
Ramírez asegura que en ese momento se dio cuenta "de que estaban esperando a que patinara para salir de mí".
Desde entonces, la victoria más satisfactoria para el boxeador ha sido la revancha. "Mi primera y única derrota hasta el momento fue una pelea que perdí inesperadamente. Nadie se esperaba que yo perdiera en un debut con un boxeador de menor calidad".
"Lo bueno que tengo es que me recupero rápido, no fue algo que me cayó encima para acabar con mi carrera. Yo seguí adelante, entrené como si no hubiera pasado nada. Cambié de entrenador, hubo muchas diferencias".
Ramírez celebra las victorias con sus amigos y familia en Miami y se describe como un boxeador al que no le gusta hablar de boxeo. "Hablo sobre la pelea nada más un ratico".
El boxeador dice hablar todos los días con su "hija grande", quien vive en Pinar del Río, y sus padres. "No sé cuando podré volver a verlos".
Sobre sus metas profesionales, Ramírez dice visualizar que empieza por un campeonato mundial, hace varias defensas de ese título y llega a ser campeón unificado. "Me gustaría tener toda la faja".
A los jóvenes cubanos que se quieran abrir paso en el mundo del boxeo, les aconseja que tengan sueños. "Nuestro país, a veces, nos limita un poco en eso. Piensen más allá de obtener un resultado para el país".
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