Talentoso zurdo capitalino Maicel Díaz: Desde que llegué a Estados Unidos encontré mi lugar
"Este país me abrió las puertas. Encontré todo lo que necesitaba: tranquilidad, solvencia, amor"
Por:Julita Osendi
Maciel Díaz / Cortesía CiberCuba |
Hace pocos días, en mis frecuentes búsquedas por el universo de las redes sociales, tropecé con un rostro que me era muy familiar, que sigue manteniendo la frescura de los tiempos en los que jugó con los equipos capitalinos en nuestras Series Nacionales. Se trataba del zurdo Maicel Díaz a quien me une afecto y cariño.
En ocho temporadas lanzó el atractivo zurdo y su balance fue de 53 victorias, 42 reveses, 5 salvados; 441 ponches y 4 lechada.
¿Qué hace en estos momentos aquel joven de ojos claros que tanto atraía a la afición femenina que colmaba el Latino; dónde radica?
Mira Julita, yo salí de Cuba hace once años. Viví nueve en Hialeah y llevo dos en el condado de Broward, en una ciudad a solo 45 minutos de Hialeah.
Cuando llegué, con 30 años, me di cuenta de que había llegado demasiado tarde para incorporarme a la Gran Carpa, pero sí entrené y traté de jugar ligas independientes pero fui perseguido por lesiones (estuve más de un año sin practicar, alejado del terreno) y desistí de volver a jugar en forma activa la pelota.
Entonces me enfoqué en tratar de convertirme en entrenador pero tampoco me fue bien. Así trabajé en el aeropuerto, hice de deliver de una farmacia hasta que llegué a la compañía con la que trabajo en la actualidad, que se dedica a realizar instalaciones de televisores, cables, satélites.
¿Abandonaste el béisbol completamente?
Yo creo que nadie que ame el béisbol lo abandona totalmente. Juego en ligas de amateurs, de veteranos; lo tengo de hobby pues ya mi brazo no da para otros empeños. Llegué a tener una pequeña academia con 25 jugadores e, incluso, tuve lanzadores que luego firmaron en diferentes ligas, pero desde hace tres años hacia acá me dedico a mi trabajo instalando equipos.
Yo soy licenciado del Fajardo y ese título me valida el poder entrenar, pero por ahora me va bien en lo que hago. Quiero dedicarle más tiempo a la familia y, de necesitar regresar al terreno, podría hacerlo. Aquí es bueno tener más de una opción.
Sí puedo asegurarte que desde que llegué a Estados Unidos encontré mi lugar; este país me abrió las puertas. Encontré todo lo que necesitaba: tranquilidad, solvencia, amor. Tengo una niña nacida aquí de nueve años.
Yo amo muchísimo a Cuba pero también a Estados Unidos. No estoy vinculado a lo que sucede en Cuba, me he enfocado en mi realidad actual. Soy muy feliz. Gracias a mi sacrificio, a lo que soy capaz de hacer con mis manos y mi cabeza puedo lograr todo lo que anhelé siempre, puedo colmar de felicidad a mi familia, tener calidad de vida. Lo único que pido es salud para poder seguir luchando por un futuro cierto.
Yo amo muchísimo a Cuba pero también a Estados Unidos. No estoy vinculado a lo que sucede en Cuba, me he enfocado en mi realidad actual.
¿Cómo comienzas en el béisbol, siempre lanzador?
Yo me inicié con seis años. Yo soy de la Víbora y la escuela tenía un terrenito. Nada más que pude ponerme un guante me fui a jugar. Recuerdo al gallego, mi primer entrenador, gran educador. También recuerdo a Ramón Cairós, a Batista en esos inicios.
A mí me gustaba batear, yo era tercer y cuarto bates de mis equipos en categorías infantiles. Yo veía a aquellos Industriales de los años 80 y de los 90, esos peloteros, esos juegazos a estadios llenos. Te recuerdo a ti, con tus documentales tras acabarse los campeonatos, siempre siguiendo los pasos de los peloteros y managers fueran de donde fueran.
¿Formaste parte de la pirámide del alto rendimiento, jugaste juveniles, hiciste equipo Cuba?
Traté de entrar a la EIDE como bateador, año 1994, pero aquella época estaba repleta de buenos bateadores como Yoandry Urgellés, Serguey Pérez, Yasser Gómez, Joel Galarraga, etc. y yo no cabía ¡ah!... pero había escasez de lanzadores zurdos y ahí mismo me abrieron un hueco.
En la EIDE estuve cuatro años haciendo el grado para las Nacionales 13-14 y 15-16.
Hice equipo Cuba en esta última categoría a un Panamericano y un Mundial. En los juveniles también integré la escuadra provincial (La Habana).
¿Debutas en Series Nacionales con los Metros?
Sí, con ellos estuve dos años, después pasé a Industriales. Internacionalmente, en 2005 hice equipo Cuba para el premundial y también integré una selección al mundial universitario. Ese año fue el mejor de mi carrera porque, incluso en el certamen premundial, fui elegido el mejor pitcher del certamen.
Recuerdo que por estrategia, el mentor Jorge Fuentes me sitúa como abridor del primer partido frente a Aruba, conjunto débil. Yo era el quinto abridor, o sea, a mí me correspondía Aruba.
¿Saliste bien?
Sí, les di 15 ponches en 7 entradas. Después le lancé muy bien a Brasil, ¡en fin!, fui seleccionado el lanzador del all around y qué premio que a mi regreso tú nos esperabas en el aeropuerto y me entrevistaste ¡eso no lo olvido!
Veo el rostro de Maicel por la videollamada y recuerdo aquel momento, aquella carita de niño bueno, aquellos ojos azules brillantes, habladores. Parece que el tiempo no ha pasado por él.
¿Cómo te caracterizarías tú como pitcher?
Yo nunca fui un lanzador rápido, nunca fui un “power pitcher”, promedio 85-86 millas aunque cuando tenía el adecuado descanso y realizaba una buena preparación alcanzaba las 91.
Pero mi mejor virtud era el contraste de mis envíos: tiraba la recta a 86 después una sinker que parecía una recta, a 80; la curva la ponía en 78 millas, curva que era grande. A veces apelaba a mi máxima potencia y cruzaba a 88-90 y así ¿qué bateador podía con eso? Te digo algo que nunca he dicho: yo terminaba con dolor de cabeza después de lanzar por lo mucho que pensaba bateador por bateador, situación del juego, marcador. Me considero valiente sobre el box.
Yo terminaba con dolor de cabeza después de lanzar por lo mucho que pensaba bateador por bateador, situación del juego, marcador. Me considero valiente sobre el box
Todos tenemos momentos felices y tristes en nuestras carreras, ¿me dices los tuyos?
Yo fui muy saludable como lanzador mis primeros cinco años, lanzaba habitualmente cada tres o cuatro días según el caso, trabajaba más de 100 entradas por temporada. Mis aperturas eran de calidad, ahorraba trabajo al pitcheo relevo.
Una fibrosis a nivel del cuello y el hombro empezó a hacerme sufrir lesiones que me alejaron de esa rotación. Había juegos que yo venía caminando sin problemas, dominando, ganando y de pronto, tenía que detenerme y ver cómo era sustituido. ¡Eso es lo más malo que te pueda pasar! Por eso lo que pedía era salud; actualmente también se la pido a Dios porque con salud todo se puede.
Momentos felices tuve varios que me marcaron pero son tres los que nunca olvido:
El 22 de abril de 2007, repleto el Latino, SNB 46, lancé seis entradas sin permitir carrera y un solo hit a la aplanadora santiaguera en juego que marcaba el empate a dos triunfos por bando en el play off final, que a la postre ganaron los indómitos.
A mí me relevó Yadel Martí y vencimos 3 por 0 con derrota para Ormary Romero.
En ese juego ponché a Rolando Meriño con bases llenas.
En 2006, cuando fuimos campeones. Estuve muy activo en esa postemporada. ¿Quién no recuerda el play off contra Sancti Spíritus que estábamos 2-3 en desventaja? Me le acerqué a Deynis Suárez y le dije: “gana tú hoy que mañana me ocupo yo”.
Y Deynis ganó el juego de su vida, lanzó 9 innings, nos impusimos 4 carreras por 3. Tras el out 27 él tiró la pelota contra el suelo y yo la recogí y sólo le dije: “mañana me toca a mí”
Al otro día salí y me dieron 2 hits seguidos, pero a partir de ese momento cerré el puerto: una sola carrera en 8 capítulos, dominé 4 veces al Yuli Gurriel; Eriel y Cepeda no pudieron sacar los bates. Así pasamos a la final y derrotamos a Santiago de Cuba en el “Guillermón”
Y claro, mi tercer momento feliz fue cuando ganamos a los santiagueros. Y ser campeón con Industriales es lo máximo. Eso no se olvida. Yo puedo decir que soy campeón con Industriales.
¿Bateadores que más dominabas y qué más te conectaban?
¿Prácticamente imposibles de dominar? Frederich Cepeda y Osmani Urrutia.
¿Los que se sentían incómodos con mis lanzamientos? El Yuly, Yorelvis Charles, Yoelvis Fiss y Eriel Sánchez.
Dime tres pitchers de los que viste lanzar que para ti han sido los mejores de Cuba.
Pedro Luis Lazo, José Ariel Contreras y Ciro Silvino Licea. Hubo otros como Norge Luis Vera, Yadel Martí, Danny Betancourt y muchos más, sobre todo de las décadas de los 90 y 2000.
¿Qué opinas de la situación que vive nuestro país y la influencia en el deporte?
¿Qué decirte? En Cuba todo es caótico, así que el deporte y, dentro de éste el béisbol, no puede ser ajeno. Cuba es un conglomerado de cosas; no se puede separar política de cultura, política de deporte, política de comercio, política de educación.
En Cuba todo es caótico, así que el deporte y, dentro de éste el béisbol, no puede ser ajeno. Cuba es un conglomerado de cosas; no se puede separar política de cultura, política de deporte, política de comercio, política de educación
Es tiempo que se den cuenta de que el béisbol hay que abrirlo sin límites, sin medidas restrictivas, que si este abandonó delegación, que si aquel se fue en lancha, que si esto o lo otro. Todos somos cubanos.
Hacer una liga en Cuba donde puedan ir a jugar peloteros profesionales de otros países como pasa en México, Dominicana, Venezuela ¿Cuántos grandes ligas concluyen su liga y bajan a jugar ligas de invierno en el Caribe?
Yo no digo quitar la Serie Nacional, para nada. Esa es la masividad, la base de donde brotan los talentos. Pero añadan otro torneo fuerte en el que jueguen los que quieran jugar, incluyendo extranjeros como te dije: 4 ó 5 equipos ¿por qué no?
Hasta que eso no pase no veo cómo poner freno a la estampida de jugadores, a los que hay que garantizarles no sólo buenas condiciones sino también un sueldo decoroso para mantener a sus familias, sin estar preocupándose en si tiene una ventana rota o se les descompuso el refrigerador con un bebé en la casa ¡es lo mínimo Julita, lo mínimo!
El mundo está globalizado, la emigración se multiplica. Si esos mismos peloteros cubanos que se vieron obligados a emigrar pudieran regresar a jugar una liga que económicamente los respalde, subiría el nivel y quizás no se marcharían tantos. Hace tiempo ya que jugadores en edades tempranas, cadetes, juveniles sin debutar en la SNB, se van. Así de sencillo, ejemplos sobran.
Si esos mismos peloteros cubanos que se vieron obligados a emigrar pudieran regresar a jugar una liga que económicamente los respalde, subiría el nivel y quizás no se marcharían tantos
Esa liga de invierno podría reunir fondos para arreglar estadios, recolectar implementos deportivos, confeccionar uniformes para elencos infantiles, contribuir a que el béisbol vuelva a ser la pasión nacional.
Ahora, Julita, volvamos a pisar tierra, dejémonos de fantasear. Para hacer algo tan sensato, el profesionalismo tendría que tener banderín abierto en Cuba. Los equipos tendrían sus dueños con sus coaches, sponsors. Dueños que inviertan y saquen ganancias.
Es así que funciona ¿crees tú que eso sea permitido en nuestra Isla? ¡Por favor! Son tan egoístas que prefieren que la pelota cubana desaparezca a reconocer que su planteamiento actual está equivocado. Llevan mucho tiempo equivocándose y no creo se abran al mundo.
Son tan egoístas que prefieren que la pelota cubana desaparezca a reconocer que su planteamiento actual está equivocado. Llevan mucho tiempo equivocándose y no creo se abran al mundo
Uno sufre y sufre mucho. Por eso, desde que yo llegué aquí, dejé a un lado a Cuba y me enfoqué en mi realidad, en mi futuro, en mi vida, en la de mi familia.
Con 20 años, en plenitud de condiciones físicas ¿qué haría Maicel Díaz hoy?
Eso no se pregunta: tratar de llegar a la MLB y creo que lo hubiera logrado. Con las condiciones requeridas de entrenamiento, la alimentación necesaria, la tranquilidad de saberse en libertad yo hubiese sido un pitcher de Grandes Ligas, que no te quepa duda.
Por eso hoy me alegra tanto que cada vez más cubanos integren los rósters de los seleccionados de la Major League y puedan materializar sus sueños.
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